Sobre 100 años de soledad

El avanzar inexorable del tiempo, que corre veloz sin detenerse a las adversidades que sacuden el mundo, hizo que enero acabara, y su fin supuso para este pequeño club de lectores empedernidos la conclusión del primer libro de este año escolar, El escarabajo de oro y otros cuentos. Por primera vez desde que iniciamos nuestra aventura, allá por diciembre de 2008, nos sumergiremos en la lectura de uno de los clásicos más populares de la literatura hispanoamericana, que tan buenos resultados ha cosechado en las diversas partes del globo. Empezaremos leyendo Cien años de soledad entusiasmados, aunque temerosos de que la prosa exuberante y grandiosa de Gabriel García Márquez nos haga víctimas de la peste del olvido que también sufrieron José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, haciéndonos olvidar todo lo leído hasta la fecha, perdurando en nuestra memoria únicamente el recuerdo de esta obra maravillosa que ha creado escuela, dando lugar a muchos imitadores que han intentado emular, sin éxito, la belleza que el genio colombiano consiguió con su novela.
Probablemente, empezar a leerla suponga no cien años, pero sí varias semanas de soledad, durante las cuales esperaremos ansiosos el momento oportuno para adentrarnos en el universo mágico de Macondo y convivir entre sus habitantes, compartiendo el afán de conocimiento del patriarca, admirando la cordura de su mujer, temiendo por el cumplimiento del destino que había sido profetizando, soñando con la belleza de Remedios… Leer Cien años de soledad supondrá, en definitiva, enamorarse de la vida en un universo paralelo donde las normas de la realidad parecen no ser aplicables y donde la magia y la fantasía conviven en armonía con la ciencia y la sabiduría. Haremos que un libro en cuyo título queda patente el significado de la existencia, quede grabado para siempre en nuestra memoria, aún cuando el olvido y el paso de los años hagan que todo esto sea un recuerdo remoto de nuestra juventud perdida.

2 comentarios:

Ana F. dijo...

¡Ay! ¿Qué bonito! Bromas aparte, etoy segura de que el recuerdo de esta lectura, así como el de los momentos pasados en las reuniones del Club, perdurarán para siempre en nuestra memoria (al menos en la mía, sí).

Iago dijo...

Que comentario tan profundo.¡Bravo!
Yo también espero no caer en el olvido, sobre todo después de haber pasado tan buenos momentos en el Club
"¡Larga vida al Club"! Jeje